miércoles, 28 de diciembre de 2011

Marincovich, su retorno a Chevrolet


Luego de haber disputado el campeonato de Turismo Carretera con Torino, hasta la última fecha del '71, Carlos Marincovich volvia a correr con Chevrolet en el ’72.

Su retorno a la marca del moño se produjo el 26 de marzo en el “Premio 500 Kilómetros Súpermóvil YPF Hidrogenado”, en el circuito El Challao-Cerro de la Gloria, de Mendoza. El auto era el mismo Chevrolet 400 que había utilizado el año anterior su primo Rodolfo.
Los primeros días de enero, Carlos Marincovich había sido intervenido quirúrgicamente para reducirle una fractura en el codo del brazo derecho.
“Estaba algo convaleciente, pero no tuve inconvenientes mayores”, recuerda Carlos y agrega: “En esa carrera me acompañó Jorge Pedersoli.”
El piloto de Arrecifes cerró la primera vuelta en la 6ª posición y ganó una en la décima. Un giro más tarde abandonó Néstor García Veiga (Chevy SS) y Gradassi tomó la delantera con el Falcon.
Con 20 vueltas, el orden en las cinco primeras posiciones era: Gradassi (Ford), Bordeu (Dodge), Estéfano (Ford), Marincovich (Chevrolet) y Juan Carlos Iglesias (Ford). Precisamente, en las últimas vueltas Iglesias y Marincovich lucharon a brazo partido por la tercera plaza, que quedó en poder del pergaminense.
En la puja por la tercera posición Iglesias protagonizó un trompo, pero se rehizo, y Marincovich acusó: “una pérdida de rendimiento del auto en las últimas vueltas.”
La carrera de Mendoza fue la única participación de Carlos Marincovich con el Chevrolet 400. El 9 de abril, en Pergamino, hacía debutar la coupé Chevy.


Datos


Circuito El Challao-Cerro de la Gloria, de 15.656 metros - Fecha: 26.03.1972 - Organizador: Andes Automóvil ClubPremio 500 Km Supermóvil YPF Hidrogenado - 32 vueltas
1. Luis Gradassi (Ford Falcon) 3h16m36s9 a 152,855 km/h; 2. Nasif Estéfano (Ford Falcon) a 1m28s6/10; 3. Juan Carlos Iglesias (Ford Falcon); 4. Carlos Marincovich (Chevrolet 400) a 16s4/10 de Iglesias; 5. César Horacio Malnatti (IKA Coupe Torino);6. Juan Carlos Manzano (IKA Coupe Torino); 7. José Manuel Faraoni (IKA Coupe Torino); 8. Antonio Lizevich (IKA Coupe Torino); 9. Carlos Tártara (IKA Coupe Torino); 10. Francisco Navarro Ocampo (IKA Coupe Torino). Récord de vuelta: Héctor Luis Gradassi, en la 23ª, 6m00s5/10 a 156,344 kmh.




Marincovich negocia una curva en El Challao


Gradassi, el vencedor

Fuente consultada: El Gráfico Nº 2738, del 28.03.1972 - Fotos: historiatc.com.ar








sábado, 24 de diciembre de 2011

¡Felices Fiestas!

Por ahora, dejemos de lado...







Cambiémoslo por...






¡Felices fiestas!


Raúl Gattelet




sábado, 17 de diciembre de 2011

Miguel Bahillo

Miguel Bahillo fue un entusiasta del deporte motor. Se inició como integrante del equipo de auxilios de Carlos Pairetti y lo acompañó en un par de carreras. Con estos antecedentes y mucho entusiasmo se inscribió en la Vuelta de Junín, de 1965, con el Ford de José Pozzi.

Su debut como piloto terminó en abandono, por problemas mecánicos. Pero, ya estaba la decisión tomada: volvería a intentarlo. Por lo tanto, le compró a Carlos Marincovich el cincuenta por ciento de la coupé Chevrolet, para alternarse en sus participaciones. Un vuelco, durante un ensayo, lejos de menguar su entusiasmo lo llevó a redoblar la apuesta: Bahillo adquirió la totalidad del auto y lo llevó al taller de Rubén Aeid. Corría el año ’66, temporada en la que participó en ocho competencias, con dos arribos: Salto, 21º, y las 500 Millas Mercedinas, 12º.



El auto antes de modificarlo

Luego de ganar el Gran Premio de 1966, Pairetti vendió el auto que había pertenecido a Larry y Miguel le prestó el suyo para la temporada siguiente. Il Matto corrió con ese auto en las Vueltas de Santa Fe, Pan de Azúcar, General Pico y Arrecifes, hasta el vuelco en el óvalo de Rafaela que lo mantuvo inactivo por unos meses.El retorno de Pairetti fue con el Barracuda. Bahillo reapareció con su auto reparado a nuevo en el Gran Premio del 67. Abandonó en la primera etapa y finalizó 15º en la Balcarce-Lobería del ’68. Fue su última participación como piloto. Después de la trágica carrera en rutas bonaerense, por un tiempo el TC se refugió en los autódromos y los prototipos reemplazaron a las cupecitas.


Con Pairetti


Sin embargo, tanto entusiasmo no podía quedar allí. Bahillo se alistó como comisario deportivo en el automovilismo zonal, colaboró con Héctor Petri y Mariano Barrios, autoridades deportivas en carreras de Turismo Mejorado y TC, y por último se volcó a la dirigencia en el Arrecifes Automóvil Club, entidad que presidió durante diez años, hasta que un accidente de trabajo, el 3 de febrero de 1984, puso fin a su vida cuando aún tenía mucho por hacer. Miguel Bahillo había nacido el 25 de mayo de 1923.


Acompañando a Pairetti en Arrecifes


Debut en TC, con ojos arrecifeños“
Ya era imposible que en esta "Cuna de Campeones" no surgiera otro nuevo valor en lo que va de este año 1965 del Señor. Y ello ha ocurrido el domingo 17 ppdo. al debutar en Junín, el deportista local Miguel Bahillo, a quien acompañó José Janyar...”, comenta el cronista del periódico Arrecifes, que con singular entusiasmo agrega: "Y, el asunto es que Miguel Bahillo, es de origen chacarero, y que de 'hincha' furioso de Carlos A. Pairetti, contagiado quizás por su entusiasmo, ha aparecido en el escenario automovilístico como volante de 'posibilidades'..."En Junín participó con el Ford V8 que le cedió al efecto José Pozzi al que le colocaron un motor nuevo arreglado por los talleres Carmona, el que anduvo bastante bien hasta el momento que abandonó en la tercera vuelta por rotura de la manguera de agua. Y Bahillo, para ser debutante anduvo bastante bien, ya que mientras estuvo en carrera se mantuvo siempre entreverado logrando buenas posiciones y, de no haber abandonado, pudo conseguir una clasificación de gran mérito al final, lo que no deja de ser un buen aliciente para este volante en ciernes que es Miguel Bahillo."
Fotos: Visión 1; Automundo; historiatc.com.ar.








domingo, 4 de diciembre de 2011

Agustin Canapino ¡Bicampeón!


Foto prensa trv6.com.ar



Agustín Canapino se consagró hoy Campeón 2011 de Top Race en el autódromo Oscar Cabalén, de Córdoba. El piloto de Arrecifes, a los 21 años de edad, suma su quinto título en el automovilismo.




El año de Agustín Canapino en Top Race



Ganó



6 Pruebas de clasificación: Buenos Aires, Santa Cruz do Sul (Brasil), Resistencia, Salta, San Juan y Córdoba.

5 Súper Sprint: Buenos Aires, Resistencia, Salta, San Juan y Córdoba.

4 triunfos: Buenos Aires, Salta, Resistencia, y San Juan.

Otros podios: 2º en Oberá y Comodoro Rivadavia.

Otras posiciones: 18º, en San Jorge, 23º, La Rioja, 14º, Paraná y 10º, en Córdoba.

No largó en Olavarría y abandonó en Buenos Aires.



Títulos de Agustín Canapino

2007-Copa Mégane

2008-TC Pista

2010-Turismo Carretera

2010-Torneo Clausura Top Race

2011-Sudamericano Top Race



Un nuevo lauro para Arrecifes, que al título de Agustín Canapino suma los obtenidos en categorías zonales por Antonino Fiorante "Monomarca 128", Facundo Peluzza "TC 4000 Standard" y Dino Di Palma en Cuatriciclos Quads Motard Racing.





Fiorante y Peluzza (Foto: cunadecampeones.web.com)


Dino Di Palma (foto: arrecifesdigital.com.ar)

jueves, 1 de diciembre de 2011

Algo personal

El 3 de diciembre de 1961, en plena adolescencia, y cuando soñaba con llegar a ser corredor de autos, crucé -sin saberlo- por última vez a Pocholo Moisello

Era un domingo especial. Había terminado de cursar el primer año de la secundaria, en el viejo San Bartolomé de Arrecifes y empezaba a disfrutar de las vacaciones. Mi padre manejaba el Chevrolet 38. Doblamos por avenida Molina y apareció aquel auto de carrera rojo brillante…

Fue un instante. Nos cruzamos y saludamos con la mano en alto. Recuerdo que en aquel momento pensé: ¡qué experiencia inigualable manejar ese auto rojo, llantas color aluminio, con el bramido espectacular de los cuatro cilindros a pleno!

Poco después, entre vecinos, amigos y colaboradores, subieron el auto en el camión de Leoncio Vázquez y partieron rumbo al circuito de Pilar, cita de la categoría Limitada del 27, aquel 3 de diciembre. Con mi familia nos fuimos a Salto a casa de unos tíos.

Pocholo, Juan Pedro, según el documento de identidad, era el piloto de nuestro barrio. El que probaba su auto de carrera en la manzana que albergaba su taller… Una fiesta para todos los chicos, que hasta los grandes festejaban…

Por supuesto, que por aquel entonces, el tránsito de Arrecifes no tenía la densidad actual. Amigos y colaboradores de Pocholo se paraban en las esquinas y le señalaban si podía acelerar o no… ¡Increíble! ¡Imperdible!

Cuando regresamos de Salto nos enteramos que en medio de la polvareda del circuito de Pilar, en un choque múltiple había muerto Pocholo. Fue hace 50 años. Pero en mis retinas y mientras tenga la posibilidad de recordarlo, para mí siempre estará en la avenida Molina, con su auto rojo radiante, el corredor de mi barrio…

Raúl Gattelet

Moisello y Solián

Juan Pedro Moisello

Nació el 19 de mayo de 1923, corrió entre 1953 y 1961 en Ford T Standard, Semipreparados y Limitada del 27. Logró tres victorias: Arrecifes y Cañuelas, 1953; Derqui 1959.

Festejo



martes, 22 de noviembre de 2011

Un punto estratégico

Bajo el subtítulo “Un punto estratégico en la carretera”, el cronista del diario La Nación describe minuciosamente el lugar elegido -y su entorno- para ver la última etapa del Gran Premio Internacional de 1947 en su paso por Arrecifes.

“Un interesante observatorio de la carrera estaba, sin duda, en Arrecifes, en el cruce de las rutas 8 y 51. Y allí se concentró numeroso público, deseoso de ver a los automovilistas en plena carrera, en el vértigo de la velocidad, ya cerca de la meta, en el último, en el supremo esfuerzo. Público de la ciudad, de Buenos Aires, y de Arrecifes y de los pueblos de alrededor. En automóviles, camiones, carros, sulkis, motocicletas, bicicletas y a caballo, pues el paisanaje, el del campo tranquilo, también asomó a las carreteras, a presenciar el paso de la furia mecanizada, llegaba la gente en busca de sitio, del mejor lugar posible para satisfacer la curiosidad. La mayor expectación estaba centrada en la curva, la vuelta cerrada que debían dar los corredores para pasar de la ruta 8 a la 51, rumbo Carmen de Areco, a Luján. Ir hasta Arrecifes significaba anticiparse a dar la bienvenida a los devoradores de distancias, que en pocos días han cruzado montañas, pedregales, caminos serpenteantes entre selvas, una amplia panorámica (…).”
Tadeo Taddia
Más adelante, el cronista perfecciona su pintura ya con el paso de los protagonistas de la gran carrera:

La curva y el puente de tierra
En la curva estaba concentrada gran parte de la apasionadota curiosidad, que halló en otra parte, en el puente próximo a la estación de Arrecifes, un magnifico minarete. Y desde la curva hasta el puente, a ambos lados de la ruta 51, largas filas de público dispuesto al aplauso, a las aclamaciones, atento a los movimientos de un hombre, el encargado de marcar el rumbo a los corredores, de señalarles con una bandera en el cambio de camino.
Cuando esa bandera fue agitada por primera vez -a las 15.19-, desde la curva hasta el puente, en ese espacio que hasta entonces había estado poblado de rumores, cábalas y comentarios, se hizo el silencio, adquiriendo su máxima intensidad la expectación. Los que primero vieron el número quebraron, rompieron la tensión de alerta de toda la masa humana avizorante, gritándolo:
-¡El 54!... -¡El 54!... -¡El 54!
Y luego el nombre del volante:
-¡Juan Gálvez!
Puede decirse que tres eran las principales interrogaciones presentes, latentes a ambos lados de la ruta: una, en busca del ganador de la etapa; otra, inquiriendo quién obtendría el segundo puesto, pues a esta altura de la carrera ya se daba por descontado el triunfo total de Oscar Gálvez, y la tercera se refería, precisamente, a éste: “¿Cuándo pasará?...”
Al ver pasar a Juan Gálvez, en le puente de Arrecifes, por el afán de dictaminar, de pontificar que crea estar en la altura, mucha gente ya predijo que sería el ganador de la etapa.
Otro coche a la vista:
-¡El 13!...
Seguidamente, como antes, el nombre del piloto:
-¡Musso!
A unos cien metros, siguiendo al número 13, en persecución que encendió el entusiasmo del público, el coche número 99, coreando la muchedumbre el apellido del conductor:

-¡Marcilla!... ¡Marcilla!
El paso de Eusebio Marcilla dio origen a una nueva pregunta: “¿Y Víctor García?...”
Pero esta pregunta no estuvo mucho tiempo en el ambiente, pues pronto fue sustituida por una exclamación, pronto multiplicada desde la curva hasta el puente:
-¡Oscar Gálvez!... ¡Oscar Gálvez!... ¡Oscar Gálvez!...
La carrera tenía así, en Arrecifes, una coincidencia evocadora de la simetría: en cuarto puesto, el piloto del coche número 4.

Por último, y siempre en relación con el paso del Gran Premio por Arrecifes, el cronista amplía con sentido poético, el paisaje:

La rebeldía de la tierra
“Eran las 15.17 cuando Oscar Gálvez pasó bajo el puente de Arrecifes. En este punto ya había decrecido el interés de la prueba, pero sin que desapareciera, pues resurgía, aunque ya no con intensidad, al paso de los volantes populares -Ángel Pascuali, Tadeo Taddia, Fernandino…-, y tuvo un momento de nueva explosión de entusiasmo cuando, a las 15.56, apareció el coche Nº 4, de Víctor García. A partir de este instante mucho público abandonaría sus puestos de observación, los sitios buscados en este estratégico, en este interesante lugar de Arrecifes, en el que se corta el asfalto, como si la tierra fuera demasiado brava y se resistiera al dominio de la reciedumbre. La rebeldía de la tierra era la que esperaban muchos de los que se situaron a ambos flancos de este tramo de la ruta 51, y sobre todo las gentes de a caballo, los hombres que llegaron hasta allí desde las estancias y para los que esos 400 metros de tierra mojada, ablanda por la lluvia de la noche anterior, resultaban una interesante aprueba de habilidad. Cuatrocientos metros. Exactamente, la distancia, el ‘tiro’ de algunas carreras cuadreras. Pero sus caballos, tenían que reconocerlo, no hubieran podido correr en una pista así. Sus caballos, no; pero los paisanos que estaban en Carmen de Areco (sic), los del pago donde la tradición gaucha es un culto, pensaron una vez más en los mejores del mundo: los de Don Segundo Sombra.”
Eusebio Marcilla
Agradecimiento: a Carlos Marconi, que guarda estas páginas del diario La Nación, desde el 1º de diciembre de 1947.

jueves, 10 de noviembre de 2011

Otro automovilismo

Domingo 31 de mayo de 1959, Néstor Marincovich camina frente al acoplado que sirve de palco de trasmisión de la organización de Alberto Salotto, en la I Vuelta de Arrecifes.

Esta instantánea, inmortalizada por un fotógrafo arrecifeño: Juan Tornelli, nos permite recrear otro automovilismo: el de la ruta, los asados, aviones, la radio... Descubrir la vestimenta del piloto -cigarrillo en la boca-: mocasines, pantalón amplio, cómodo, con bolsillos traseros, polera. En este caso, Toto Marincovich, que a los 34 años, corría por primera vez en su ciudad con el Chevrolet que preparaban los hermanos Salvador y Paulino Cardoso.


Aparentemente, aún no se había puesto en marcha la competencia y el volante local caminaba rumbo a su auto. Luego, tras 3h36m23s4/5 de carrera, Marincovich alcanzaba la cuarta posición y primero en "no ganadores", detrás de Carlos Menditeguy (Ford), que ganó a 160,618 km/h de promedio, Rodolfo de Álzaga (Ford) y Marcos Ciani (Chevrolet). Luego de Marincovich completaron los diez primeros lugares: Dante Emiliozzi (Ford), Alberto Logulo (Ford), Ángel Rienzi (Ford), Adolfo Sogoló (Ford), Ángel Meunier (Chevrolet) y Juan Carlos Navone (Ford).



Otra foto de esa misma carrera: en este caso, el sábado 30 de mayo, Marincovich y Roberto Aguirre -su acompañante- prestos para salir a clasificar en el circuito de tierra compactada del Ford T Club Arrecifes. Atrás, pañuelo en el cuello, Carlos Pairetti -antes de su debut en TC- y Juan Miguel Casco, que parecen empujar al volante local que obtendría el sexto mejor tiempo.

Por último, en carrera, foto de la revista El Gráfico.


Como siempre, no es que aquel automovilismo fue mejor, ni peor que el actual, simplemente, como el nombre del programa de don Alfredo Parga, fue OTRO AUTOMOVILISMO.






jueves, 3 de noviembre de 2011

El coche de Lo Valvo

“Como ya anticipáramos, el 11 del corriente fue sorteado el coche con que Ángel Lo Valvo ganó la carrera automovilística de marzo ppdo. resultando premiada la boleta número 02656, que según nos comunica la administración del Hospital Santa Francisca Romana, a cuyo beneficio se efectuó la rifa, ha sido vendida por la agencia Ford de San Javier, provincia de Santa Fe.”

Esta noticia apareció en la revista “Horizonte”. El auto ganador del Gran Premio Internacional del Sur se rifó en beneficio del Hospital de Arrecifes.


“No iba a correr”
"No estaba en mis planes esta carrera”, comentó Ángel Lo Valvo a Noticias Gráficas, del 3 de abril de 1939, y agregó: “Tanto que pocos días antes de la inscripción no iba a correr. Pero buenos amigos de Arrecifes me impusieron una honrosa obligación. Una comisión integrada por el doctor Buenader, Taboada y Rico realizó una colecta para adquirir el coche. Al final, cualesquiera que fuese la clasificación obtenida, el coche se rifaría o vendería a favor del Hospital de Arrecifes. Y me decidí.”

El auto
“El coche fue un Ford V8 de 85 caballos, modelo 1939 -carrocería cupé- al que el piloto le sacó la tapa del portaequipaje, cubriendo esa abertura con una lona colocada en forma tal que la pérdida de tiempo al quitarla para buscar o sacar algo del interior fuera mínima. En este sitio se colocó un soporte de gran resistencia con capacidad para el sostén de tres ruedas de auxilio. Lo Valvo dejó el tanque de nafta original, con capacidad para 50 litros pero en la parte trasera, pegado a los asientos, hizo colocar un tanque suplementario donde era posible cargar 160 litros de combustible. Estos dos tanques funcionaban en forma independiente; cuando se terminaba uno, el acompañante tenía al alcance de su mano una llave para conectar el otro.”


Oscar Gálvez y Lo Valvo



Otros datos técnicos del auto

Se agrandó el cárter para darle una capacidad de tres litros más de aceite y se modificó el sistema de refrigeración para evitar tener que parar para reponer el agua consumida (…). En cuanto a los faros, el sistema fue reforzado con un buscahuellas especial.La suspensión fue reforzada; a cada elástico se le agregaron tres hojas más. Una maestra, una segunda y una tercera; a los cuatro amortiguadores que el coche traía de fábrica se le añadieron cuatro Houdaille más. Fue suprimido el paragolpes original de fábrica colocándosele en su lugar uno especial, en ángulo agudo de modo de amortiguar el choque contra las piedras. Para caminar en forma más eficiente se usó rodado 600x16 -cubiertas reforzadas- y quedó la multiplicación de fábrica sin tocar. (Historia Deportiva del Automovilismo Argentino. La Nación).

De la carrera

El Gran Premio Internacional del Sur se corrió entre el 22 de marzo y el 2 de abril de 1939, sobre 11 etapas y un recorrido de 7.124,1 kilómetros. Lo Valvo, acompañado por su cuñado, Antonio Spampinato, ganó en 89h11m36s, a 80,856 km/h. Superó a su coterráneo Julio Pérez (Chevrolet), por 12m55s.


Spampinato y Lo Valvo


Fotos: historiadeltc.com.ar y fotocopias del periódico Arrecifes.












miércoles, 26 de octubre de 2011

La cupé de Luis Di Palma

Hace pocos días, se presentó en el Museo y Archivo Histórico de Arrecifes la cupé que corrió Luis Di Palma en Turismo Carretera entre 1964 y 1967.

El auto es propiedad del señor Ángel Cucco, quien adquirió la carrocería original y luego reunió otros elementos para armarlo de acuerdo a cómo terminó sus actuaciones en 1967, equipada con motor Ford F-100. Fotografías y datos de gente que trabajó junto con Luis por aquellos años, sirvieron para recrear este automóvil.


Su historia
Luis y un grupo de amigos arrecifeños compraron la cupé Chevrolet a los hermanos Marques, de Carlos Casares. “Se juntaron unos pesos y el presidente de la peña ‘El Gato Negro’ (N.A: el gordo Lois) nos vendió su Peugeot para que nosotros pudiéramos entregarlo en parte de pago de un T.C. Por supuesto que ese Peugeot era ‘a pagar como se pueda’”, recordaba Di Palma.


El auto debutó en manos de Luis Di Palma en el autódromo de Buenos Aires, el 12 de abril de 1964 y cerró sus actuaciones en el mismo autódromo, en 1967.En ese lapso sufrió distintas transformaciones estéticas y mecánicas. Del motor original Chevrolet, pasó luego a utilizar un Dodge-Valiant Slant Six y finalmente un Ford F-100 a inyección preparado por Bamse.




Triunfo en Arrecifes, 1964


Triunfo en Salto, 1964

Actuaciones
Debut: 12 de abril de 1964 – autódromo de Buenos Aires (Chev) abandonó.
Ese año disputó 19 carreras y terminó en 9 (con 4 podios) y 9 abandonos y 1 descalificación.

Ganó 2 (Arrecifes, el 31 de mayo y Salto, el 30 de agosto) y llegó 2º en otras dos (Bahía Blanca y Nueve de Julio). Otros puestos: 4º en Hughes, 7º en Olavarría y Chacabuco, 9º en las Mil Millas y 10º en Buenos Aires. Fue descalificado en la Vuelta de la Pampa (se rompió el diferencial y llegó a remolque).
En 1965 disputó 14 carreras, 13 con motor Chevrolet y el Gran Premio con motor Valiant.

Finalizó en 7 con 3 podios: Ganó el 11 de abril en el autódromo de Buenos Aires, 2º en Firmat y 3º en Arrecifes. Abandonó en 7 competencias.Otros puestos: 4º en Ensenada, 5º en La Pampa, 6º, en General Pico y 8º en Santa Fe.
En 1966 intervino en 22 carreras (todas con motor Valiant)
Obtuvo 3 podios, ganó en el autódromo de Buenos Aires, el 13 de marzo, 2º en San Francisco y 3º en Firmat.
Otros puestos: 4º en el autódromo de Buenos Aires (Premio Juan Gálvez) y Rafaela, 12º en Ensenada y Arrecifes, 18º en Hughes y Buenos Aires y 3 abandonos.
En 1967 intervino en 13 carreras (2 con motor Valiant y 11 con Ford F100), su mejor resultado: 4º en Salto; otras posiciones: 8º en Chaco, 11º en Buenos Aires, 14º en Hughes, 18º dos veces en Buenos Aires, y 19º en Buenos Aires. 7 abandon
Victoria con el motor Valiant, 1966



En total Luis Di Palma intervino en 68 carreras con la cupé que había comprado a los hermanos Marques de Carlos Casares. En 32 utilizó motor Chevrolet; en 25 motor Valiant y 11 con Ford F100.
Triunfos: 4 (3 con Chevrolet y 1 con Valiant)
Resumen carreras de la coupé con el motor Ford F-100 - año 1967
30.04-9ª Vuelta de Arrecifes: abandonó.
07.05-6º Premio ciudad de Rafaela: abandonó. 04.06-2º Premio TC Juan Gálvez (autód): 11º. 11.06-6ª Vuelta del Chaco: 8º. 18.06-12ª Vuelta de La Pampa: abandonó. 02.07-7ª Vuelta de Córdoba: abandonó. 16.07-7º Premio TC 1967 figura como suplente, no largó. 30.07-6ª Vuelta de Salto: 4º. 06.08-9ª Vuelta de Hughes: 14º. 17.08-Copa Challenger Libertador Gral. S. Martín (autód): 18º. 20.08-2 Horas TC (autód): 19º.



San Pedro 1967, motor Valiant

Con el motor F-100, Córdoba '67



Con el motor F-100, Autódromo '67



Fotos: arrecifesdigital.com.ar; Armando Contreras, historiatc.com.ar.


jueves, 6 de octubre de 2011

Autos y gente (II)


El Chevrolet Nº 4 de Carlos Pairetti-Rubén Aeid reposa en el parque cerrado final del Gran Premio Turismo Carretera de 1963. Al la derecha del auto vencedor: Jorge Álvarez, "Mingo" Di Palma, tío de Luis, Armando Defferrari, y Carlos Marincovich, quien debutaría en la categoría en agosto de 1964. A la izquierda, Daniel Targize.

Del mismo Gran Premio, en el parque cerrado ubicado en el Aero Club Arrecifes, punto final de la carrera, Juan Manuel Bordeu, 6º, y Eduardo Casá, abandonó en la 2ª etapa, rodeado de aficionados arrecifeños: José Guemes, Jorge Álvarez, Víctor Lucaroni, Carlos Caamaño y Gabriel Collado.
El Gran Premio Turismo Carretera de 1963 se corrió sobre seis etapas. Pairetti completó los 3814 kilómetros en 25h53m07s3/10, a 147,342 km/h. Segundo finalizó Manuel Mantinián (Chevrolet), 27h13m59s, y tercero Armando J. Ríos (Chevrolet), 27h48m27s.


Oscar Gálvez, 10º, en su última participación en un Gran Premio. Se retiraba definitivamente en la Vuelta de Junín de 1964.


Fotos: Jorge Álvarez e historiatc.com.ar




jueves, 29 de septiembre de 2011

De Alfredo Parga, para Luis Di Palma

Mañana, 30 de setiembre, se cumplirá un nuevo aniversario del fallecimiento de Luis Di Palma. En su homenaje, deautosmotivo reproduce la carta que el notable periodista Alfredo Parga le escribiera al volante arrecifeño en la revista Corsa.


Debut a los 19 años, Gran Premio de TC 1963

Carta abierta a Rubén Luis Di Palma
(Dictada por un afecto cristalino. Entre maravillado y feliz,
con Más de 30 temporadas de Añejamiento)



Santa Rosa, La Pampa, 1993

Querido Luis:
Lo mío -lo nuestro- era un viaje a Bolívar, Bolívar y el TC.El auto lo llevaba Oscar Martínez, con su imperturbable paso. A su lado, los ojos claros de Oscar Mosteirín trataban de perforar la pared de una niebla que se levantaba terca, mojada por una llovizna desganada, a 200 metros. Y Pablo Vignone era mi interlocutor, atento, exigente y resignado.
De pronto, la radio y su urgencia: “… no es posible correr. Llovió mucho con el chaparrón de las 4. No puede ser…
”Media vuelta aprobada por unanimidad. Y después, lo cotidiano de un domingo porteño tonto, mojado siempre por la lluvia aterida de humedad pegajosa.La TV -¿sabe, Luis?- puede ser refugio para matizar el mediodía. Y ATC, una propuesta válida para estar en otra pista. Esta vez, el Supercart. Y con el Supercart, usted…
Una salida tumultosamente multicolor. Adelante, firme, el bueno de Hugo Olmi. Desde atrás, me llamó su Torino. Al rato, no más, lo vi adelantarse a Ernesto “Tito” Bessone. Lo hizo a lo grande, pisando hasta donde ea posible pisar su coche, sin complicar al adversario ni comprometer su propio capital.
Con autoridad. Sabiendo lo que hacía.
Después, a favor de la suave contribución de Marcos -su hijo, Luis- que no tenía el auto con el que supo ser campeón, fue a buscar el primer puesto. Lo trabajó, le costó, pero lo consiguió al fin.
Yo no sé si Olmi venía con problemas de tracción, pero presiento que Olmi -acaso por primera vez en su vida- viendo que era usted el que se le venía a las barbas, resignó la más preciosa plaza hasta con agrado. Porque, al fin y al cabo, era usted el que se estaba apoderando de ella. Usted y no un adversario común…
La televisión, esa lente inquieta, curiosa y desinhibida, cruel muchas veces, tonta en otras, desinformada por apremio puro alguna vez, se comió el que pudo ser el mejor festejo de ese mediodía. Porque vi que Marcos se bajó corriendo de su auto y buscó el suyo, Luis. Abrió la puerta. En este momento, la TV se fagocitó, imperturbable, el momento sublime. Ese que debió pasar cuando su hijo lo rescató de su coche para premiarlo con un beso. ¿Fue así?
Un crimen. La mejor nota del día, tapada por un aviso. ¡Qué pena! ¡Qué lamentable!
En el podio me pareció que hasta casi estuvo serio. Lo miré a Olmi. Olmi lo miraba a usted y sonreía feliz. Increíblemente feliz por haber sido derrotado por usted, Luis…
Lo que no me dio la TV, me lo entregó mi recuerdo. Lo vi doblar el puente del arroyo Tatay.
Creo que aquella mañana de la Vuelta de Arrecifes de 1964.1964. ¡Casi 30 años! Sacando la cola del auto hacia la derecha, cuando el tren delantero era convocado por la irreverente juventud de sus manos -benditas, ellas- convocado -decía- hacia la izquierda para doblar y escapar del resto, ingresando al asombro que nos aplastó a todos por la desfachatez de aquel muchacho que al rato, como ajeno, se soplaba el flequillo rebelde que aleteaba electrizado sobre su frente, por una comisura de la boca. Inquieto como su dueño.
Este domingo de la lluvia que le digo, Luis, volvi a verlo tan joven como aquel día, ¿sabe?
Ahí y entonces recompuse mi amistad con la TV. Porque usted ahí arriba, en el podio, me hizo pensar que aquel campeón que animó muchos de mis días, seguía entero. Intacto.
Predicando con el ejemplo.Diciéndoles a los corredores de hoy que ese muchacho de ayer es un campeón de siempre.
¿Me permite agradecerle lo que usted me dio al mediodía de un tonto domingo porteño con lluvia?

Saludos a su esposa. Con todo afecto.

Alfredo Parga.

Esta carta fue publicada en Corsa Nº 1397, del 11 de mayo de 1993, cuando Luis Di Palma (Torino) ganaba el 2 de mayo la carrera de Supercart, en Santa Rosa, La Pampa.. Fue la victoria Nº 89 de Luis y el retorno al triunfo, tras un paréntesis de 7 años sin victorias en el automovilismo nacional.

Fotos: diario La Nación y Revista Corsa.

jueves, 22 de septiembre de 2011

Autos y gente…

Desde siempre, quienes comparten la pasión por los autos de carrera quieren y han querido estar lo más cerca posible de ellos. Mirarlos, admirarlos y “mimarlos”. Por otra parte, gracias a la magia de la fotografía hemos podido recuperar autos y personas en momentos inolvidables…



En la foto central: Final del VI Gran Premio Internacional Standard 1962, en Arrecifes. Junto al Mercedes Benz 220 SE de las “suecas” posan Manolo Juárez, sombrero en mano, el Gordo Zabaleta, Gabriel Collado y Jorge Álvarez, cuatro arrecifeños “tuercas”. Ewy Rosqvist y Ursula Wirth “las suecas” vencieron en el Gran Premio tras recorrer 4.437,8 kilómetros en 34h51m03 a 126,872 km/h. Y, como si esta victoria no tuviera suficiente mérito por sí sola, ganaron las seis etapas…



1963. Ahora, es el turno de Eugen Böhringer, sentado sobre el paragolpes de su Mercedes Benz 300 SE, rodeado por el afecto de aficionados arrecifeños. El piloto alemán fue el vencedor del VII Gran Premio Internacional de Turismo Anexo J: 4.402,7 kilómetros en 33h22m11s, a 131,936 km/h.




Del mismo Gran Premio, el Mercedes Benz 300 SE Nº 721 de Juan Manuel Bordeu, cuarto en la clasificación general. Junto al auto, Jorge Álvarez, Guemes y Gabriel Collado, mecánicos de la concesionaria de Cástulo Hortal.







viernes, 9 de septiembre de 2011

Parque Cerrado



En el parque cerrado de los ‘60, pilotos y acompañantes detallaban las vicisitudes de la competencia recién finalizada.


Por ejemplo, el parque cerrado del Gran Premio Centenario de Olavarría, en 1967, que ganó Carlos Pairetti. Duodécima victoria del arrecifeño, la segunda con el Barracuda Chevrolet. Luego de recorrer 561 kilómetros (263 de tierra) en 2h52m21s3/5, a 195,288 km/h de promedio, “il matto” resumía sus padecimientos: “¡Qué susto! Se me cortaba la corriente y no sabía de qué era. Y en la tierra se me paró del todo… Ya estaba pensando cualquier cosa cuando le di arranque y salió. Seguramente el problema debía estar en la llave de contacto”, explicó.



El segundo, Juan Manuel Bordeu, también tuvo lo suyo. “El auto estaba algo más lerdo que de costumbre, contra el viento no tiraba la sobremarcha. En la primera vuelta veníamos peleando con Copello y nos pasamos los dos en la bajada de la tierra. Andábamos los dos a fondo. Ninguno vio los carteles. En la segunda vuelta tuvimos problemas con una de las bombas de nafta que no tiraba lo suficiente. Después, en la última, y cuando veníamos a fondo en la tierra se nos voló el parabrisas. Lo agarramos con Sánchez y lo tuvimos hasta que él lo sacó del todo. Luego me puso las antiparras y le seguimos dando ‘como en la guerra’. El resto perfecto; si conseguimos algo más de velocidad vamos a estar. Estoy muy feliz. Todos necesitábamos esto. Para la gente de Balcarce es muy importante. Me alegro más que nada por ellos.”
Por su parte, Carlos Marincovich, tercero, en su retorno al Chevytú, explicaba que “el auto andaba bien como para pelear. Lo llevé a 6.000-6.100, pero eso recién en el segundo circuito. Para mí que el motor estaba medio duro”.

Menos afortunado resultó Gastón Perkins. Al pasar por uno de los puentes de la 226 una válvula se cortó, cayó dentro del cilindro y ocasionó un gran destrozo en el motor de su Torino 380 W. “Está de Dios que no puedo ganar. Me voy a dedicar a otro deporte.”


Los diez primeros clasificados


1. Carlos Pairetti (Barracuda-Chevrolet), 2h52m21s3/5; 2. Juan M. Bordeu (Chevrolet), a 4m17s; 3. Carlos Marincovich (Chevytú), a 8m09s3/5; 4. Ricardo J. Bonanno (Chevrolet-F100), a 9m04s4/5; 5. Jorge Ternengo (Torino 380 W), a 9m59s4/5; 6. César H. Malnatti (Torino 380 W), a 11m43s1/5; 7. Eduardo Copello (Torino 380 W), a 14m43s3/5; 8. Luis Di Palma (Torino 380 W), a 14m11s4/5; 9. Antonio Del Vitto (Torino 380 W), a 14m36s4/5; 10. Jorge Martínez Boero (Chevrolet), a 20m08s4/5. Récord de vuelta: Pairetti, en la 1ª, 32m48s4/5, a 205,160 km/h.


Material consultado: El Gráfico, 1967. Fotos: El Gráfico y www.historiatc.com.ar


jueves, 1 de septiembre de 2011

Aquellos talleres del TC




Con cierta nostalgia uno recuerda aquellos talleres donde se preparaban los TC de los ’50 y ’60. En la foto trabajan el Ñato Aguirre y Pechengo Paz en el auto de Pairetti (1962), mientras observa Bernardo Pérez y el grupo de amigos del taller.


No es que aquel automovilismo fue mejor que el actual. Son épocas diferentes que no admiten comparaciones. El profesionalismo de estos años ha transformado los talleres en verdaderas estructuras que albergan varios automóviles y en territorios donde se observan sofisticadas herramientas y maquinarias. También es cierto que no es fácil el acceso de personas que no pertenezcan a esos “laboratorios”.





Rubén Aeid

Otros tiempos

Lejos quedaron aquellas tardecitas con olor a nafta y aceite, con herramientas en los tableros y otras desparramadas por el piso, mientras el mate corría de mano en mano y el único impedimento para los presentes era la “soguita” que cercaba el automóvil de carrera, motivo de desvelo de los mecánicos y amigos que colaboraban con ellos. Ni qué hablar si tocaba en suerte ingresar en el equipo, aunque sea por diez minutos, cuando el mecánico levantaba la vista y al primero que veía le decía. “Haceme un favor, anda a buscar una arandela a lo de Pepe”. Pepe era el dueño de la casa de repuesto que también colaboraba en la preparación del auto del pueblo.



El taller de Carlos Marincovich

Comentarios


De la cofradía del taller estaban los que tenían -según ellos- la precisa: “sabés que el turco (Rubén Aeid) trabajó en la tapa de cilindros y el auto de (Carlos) Pairetti tiene 200 vueltas más.” O el flaco que hacía mutis por el foro y con cara de “Yo la tengo clara”, informaba en la confitería que “Bernardo trabajó en los Webber y el auto del Ruso va a caminar fuerte este domingo.” Traducido, era: “Bernardo Pérez trabajó en los carburadores y el auto de Carlos Marincovich….”Por otra parte, llegaban los que venían del taller de Luis Di Palma, al lado del “Patrullero”, y haciéndose los distraídos largaban como al pasar. “El ñato Aguirre rellenó la tapa de cilindros del Loco y dicen que el auto va a tener como 300 vueltas más…”. Continuando con el rondín, los que disponían de tiempo como para recorrer todos los talleres, decían que “En el taller de José (Pozzi) consiguieron unos escapes nuevos, por lo que el V8 va a dar que hablar…” En esa ronda de vueltas y más vueltas, kilómetros y más kilómetros de velocidad… lo real, lo concreto, ocurría el domingo cuando el auto salía a devorar kilómetros y ante el llamado del avión todo el pueblo podía pasar de la alegría a la frustración. Ejemplos: “En el top está primero….” o el fatídico: “Piloto y acompañante nos hacen la clásica seña de que ¡no va más!…” Y el lunes, todo volvía a empezar… Esto ocurría en Arrecifes y en cualquier otro lugar de la Argentina



El taller de José Pozzi, 1962