viernes, 6 de diciembre de 2013

Pairetti: "A todo, o nada..."


En el mediodía del sábado 7 de diciembre de 1963 Arrecifes se convulsionaba. El Chevrolet N° 4 tripulado por Carlos Pairetti-Rubén Aeid recibía el banderazo final del Gran Premio Argentino Turismo Carretera. 
Cinco etapas y 3.854 kilómetros recorridos en una semana habían quedado atrás. Sólo 20, de los 99 protagonistas que largaron, completaron el total de la carrera. Menditeguy largó la última etapa (La Falda-Arrecifes, 766  km) con poco más de 16 minutos a su favor sobre Il Matto. En condiciones normales, indescontables. Primero, una falla eléctrica demoró el andar del Ford de Charlie, luego el motor quebró todas las ilusiones definitivamente.


En el parque cerrado, ubicado en las instalaciones del Aero Club Arrecifes, se percibían dos sensaciones opuestas: toda la alegría de Pairetti y su gente. Toda la desazón de Carlos Menditeguy y de su fiel acompañante: el Negro Linares.
Aquel abandono, tan cerca de la meta, motivó la famosa frase de Menditeguy a su acompañante: "¡Quémelo Linares!"

“Cuando nos enteramos que Menditeguy se detuvo, por primera vez, -aparentemente por una falla en el distribuidor- el avión que nos seguía comenzó a hacernos señas de los minutos que descontábamos. Entonces, le dije al Turco (Aeid) ¡Ahora o nunca!... y entré a darle con todo al Chevrolet…”, recuerda Pairetti –ahora en la comodidad de su oficina en Arrecifes. Lejos-en años- de aquel momento imborrable- y agrega:  “Por Pergamino, casi no había diferencias. Creo que ya estábamos primeros”.


Quien esto escribe recuerda cómo dobló el  arrecifeño en la segunda curva de Todd, dejando atrás esa localidad. El auto tocó la tierra por la banquina interna y volvió a pisar tierra en la banquina externa. No alcanzaba el ancho del pavimento. Fue a “todo o nada”. Faltaban menos de 10 kilómetros para el final. Aeid sacaba su brazo derecho en alto para agradecer los saludos. El Chevrolet azul y blanco era una exhalación…


Los 10 primeros de la clasificación general

1. Carlos Pairetti (Chevrolet) 25h53m07s3 a 147,342 km/h.
2. Manuel Mantinián (Chevrolet) 27h13m59s
3. Armando J. Ríos (Chevrolet) 27h48m27s
4. Raimundo Caparrós (Chevrolet)
5. Cesáreo Castaño (Chevrolet)
6. Juan Manuel Bordeu (Chevrolet)
7. Norberto Polinori (Chevrolet)
8. Oscar Tejerina (Chevrolet)
9. Adolfo Sogoló (Ford)
10. Oscar Alfredo Gálvez (Ford)

El Chevrolet vencedor reposa en el parque cerrado final rodeado de amigos arrecifeños. En el extremo derecho de la foto: Carlos Marincovich. Faltaban unos meses para que el Ruso debutara en el automovilismo.

Fotos:historiatc.com.ar y del autor.

lunes, 2 de diciembre de 2013

¡Colorado el 505!

Tituló El Gráfico sobre el triunfo de Rodolfo de Alzaga en la Mar y Sierras de Turismo de 1963.
“El rojo Alfa Sprint conducido por Alzaga anduvo casi toda la mañana sobre los 200 km por hora –no era para menos- y empleó el menor tiempo total en una Mar y Sierras de gran éxito.”
Rodolfo de Álzaga hizo una declaración innecesaria: “El auto es un balazo”. Desde hace un tiempo los técnicos de Vianini Argentina S. A., con la inestimable colaboración de Carlo Facetti, consiguieron armar bien el Alfa Romeo Sprint 2.6. Y desde ese momento Alzaga –su piloto habitual- se encargó de proporcionar asombro en cada intervención, ya fuera en montaña o en el llano. El espléndido circuito Mar y Sierras lo vio transitar fugazmente esta vez con un acompañante insólito: Eduardo Casá, quien ahora sabe por propia experiencia cómo se siente el que viaja al lado del piloto sin un volante para agarrarse. Alzaga también le agradeció públicamente a Casá haberle tenido confianza, pero el riesgo no fue tan grande: Alzaga conduciendo, como algunos otros, es un seguro de vida. Escribió Juan Carlos Pérez Loizeau.
“(…) A pesar de desbandar tres cubiertas y quedar sin repuesto con el consiguiente riesgo, Alzaga empleó el menor tiempo total a un promedio muy alto, hasta que disminuyó el tren de marcha por la circunstancia antedicha. Si en algunos tramos viajó a 240 km por hora con viento a favor –su promedio por Juárez era de 201,050 km-, anduvo durante casi 200 km a sólo 120 km por hora, lo que pese a no poner en peligro su primer puesto bajó el promedio general a 176,573 km por hora.
El recorrido de la Mar y Sierras fue de 599,730 km. Largaron 142, de los 176 anotados.
En la categoría “A” ganó José Calduch (De Carlo), a 139,011 km/h, seguido por Julián Ulibarri (De Carlo) y Roberto Galluzzi (NSU Sport Prinz).
Antonio Saccomano (Lancia Appia) se adjudicó la categoría “B”, a 143,427 km/h, escoltado por Manuel Calviño (DKW).
En la “D” el triunfo fue para Andrea Vianini (Alfa Romeo Giulia 1.6), a 163,847 km/h, segundo –y primero en el cotejo entre las máquinas de producción nacional- resultó Ernesto Santamarina (Peugeot 403). Tercero arribó Nasif Estéfano (Alfa Giulia 1.6) y cuarto Jorge Cupeiro (Fiat 1500).

Apostillas
Pedro Sancha finalizó segundo de Alzaga en la categoría “E”.
Abandonos: Juan Carlos Perkins, Eduardo Boyadjian, Miguel Ángel Galluzzi y Vicente Formisano, entre las deserciones más importantes.