miércoles, 26 de noviembre de 2014

Zavaleta, el de los bidones

Sin dudas, el Turismo Carretera en su largo derrotero en rutas y caminos de tierra se nutrió de protagonistas que incrementaron su historia y enriquecieron su anecdotario. El “Gordo” Zavaleta, ilustre “bidonero” de Carlos Pairetti, fue uno de ellos.

Pero que mejor que ubicar a nuestro protagonista en su tiempo y su contexto. Para ello, deautosmotivo recurre El Gráfico Nº 2576, del 18 de febrero de 1969,  para recrear la nota que publicó en el sector “Gente de Auto”, con el título: “Zavaleta el de los bidones”.

Se hizo famoso gracias a esa suerte de básquetbol que consiste en encestar un bidón de 40 ó 50 litros por la estrecha ventanilla de un auto de carrera que pasa siempre a más de 60 kilómetros por hora. No erraba nunca, vaya uno a saber cómo. Cualquiera de los acompañantes de Pairetti –inevitable destinatario del combustible- podrá atestiguar la puntería del “Gordo” Zavaleta. Todos ellos recibían antes de largar la misma indicación: “Cuando me veas con el tarro en la mano desabróchate el cinturón de seguridad, acomódate con la espalda contra el parabrisas, las odillas apoyadas en el asiento, y cuando Carlos te avise, preparate a empujar el bidón hacia atrás; fijate bien, porque si le errás el manotazo me vas a dejar sin cabeza al piloto”.

Ahora no hay más carreras en ruta, o casi. De tal manera, la mágica habilidad del “Gordo” Zavaleta ya pertenece más a la leyenda que a esta magnífica realidad de las pistas, donde se larga con todo el combustible necesario para terminar la carrera sin “refuelar”, como dicen en las series de V. Aún así, la inconfundible figura y el generoso espíritu de José Antonio de Zavaleta siguen siendo uno de los personajes más inevitables del automovilismo nacional. En general se sabía que es gordo y es bueno. Desde ahora se sabrá –al menos- que es casado, que tiene tres hijos y que se ocupa, cuando el automovilismo le da tiempo, de vender estructuras metálicas. No tiene 41 años, se los gastó todos, se los consumió amando las carreras de autos y tratando cada día de perfeccionarse en el arte de ser un gran tipo. En cuanto a su trayectoria, comenzando como dirigente del Ford T Club de Arrecifes, continúo luego, desde 1960, como colaborador de Néstor Marincovich, cuyo equipo de auxilios era comandado por un muchacho que quería pasar lo más rápidamente de martillero a piloto: Carlos Pairetti.

Cuando Pairetti cumplió su sueño, el “Gordo” Zavaleta se convirtió automáticamente en el “Cacique” que dirige cuanta operación de auxilio o asistencia técnica es necesaria. Lo debe hacer muy bien, porque lo primero que ocupó al conductor cuando se consagró campeón argentino de TC fue asegurar públicamente: “Si por alguien estoy contento, y hasta más que por mí mismo, es por Zavaleta. Sólo yo sé cuánto se merece el <Gordo> este campeonato…”
José Antonio de Zavaleta, “best-seller” de los bidoneros, gran tipo, sano por fuera y por dentro, rey de la puntería, no incluirá jamás a la promoción entre ninguno de sus propósitos. Por eso, todas sus alegrías fueron, son y serán estrictamente íntimas. Son110 kilos de legitimidad que transitan por los boxes. ¿Más? ¡Imposible!


Que la reproducción de esta nota, a través de deautosmotivo, sirva para mantener vivo el recuerdo del “Gordo” Zavaleta y también como homenaje a todos los “bidoneros” de aquel automovilismo de otro tiempo.
Zavaleta, ya entregó su bidón, observa el trabajo de "Justito" Ferradas

martes, 18 de noviembre de 2014

Casos y cosas de los '60

"Buceando" entre viejos números de El Gráfico, deautosmotivo encontró algunas “perlitas” de aquel automovilismo de los años 60 y sus protagonistas:
Julio Gelón Devoto (“Ampacama”) es siempre inquieto. En la reciente competencia en el autódromo de Río Cuarto (TC), donde regía una fórmula unificadora de 1.300 kilos de peso, procuró por todos los medios mantener una relación peso-potencia relativamente favorable. Dio orden en Río Cuarto para que se le procurase un acompañante liviano, y consiguió su propósito: el acompañante, llamado “Garrafa”, tenía tan solo 1m43cn de estatura y pesaba escasamente 46 kilos… (El Gráfico 2343 del 2.09.64).

Doctor y caballero
Vicente “Frankenstein” Formisano le vendió a Tulio Riva un Auto Unión preparado por él en 900.000 pesos. Pero al llegar a Córdoba se encontró con la novedad de que el auto no andaba lo esperado por su nuevo dueño. Sin hacer objeciones Formisano le tomó la máquina de vuelta y le entregó la suya, con la que iba a correr. Riva destacó la acción del popular piloto y quedó muy contento. Formisano –que llegó a la Falda el martes para entrenarse- quedó de a pie. El doctor del guardapolvo se portó como un caballero. (El Gráfico 2344 del 2.09.64).

Hay que pensar en todo
El corredor de automóviles realmente tiene que pensar en todo. Hasta en los detalles más insignificantes. Vicente Formisano dejó cierto día la llave de su coche de carrera dentro del auto y cerró la puerta con otra llave. Casi no pudo largar la carrera. Para impedir que se repita un trance tan angustioso lleva ahora siempre una llave de repuesto en el cuello, imposible de dejar la llave dentro del auto… (El Gráfico 2319 del 18.03.64, página 28).
Frases
-Girar y girar sin parar. La mejor manera para ir adelantando puestos-, el plan de Carlos Pairetti, en las 500 Millas de Rafaela de 1964, luego de clasificar octavo. Toda una proeza para un novicio en pista como lo es el crédito de Arrecifes. Y no sólo lo dijo. También lo hizo… (El Gráfico 2345 del 16.09.14).
Cuando Pairetti abandonó, por rotura del tanque de nafta, era puntero con tres vueltas de ventaja sobre el segundo: Domingo Di Santo. (En la foto: de izquierda a derecha: César Malnatti, José Daporta, Rubén Aeid -sentado en el auto-; Osvaldo D' Ángelo y en el extremo derecho: Laucha Ríos).

-Si hay algo en Stirling Moss que yo odio abiertamente es el hecho de que su manera de conducir, lejos de ser lo que realmente es, parece lo más fácil de este mundo…-Jack Brabham.

-No fumo; no juego; tampoco tomo alcohol. Los “fierros” me gustan; entonces: corro-  José Froilán González.

Fotos: facebook TC, historiatc.com.ar y Fernando Maggi.