lunes, 23 de junio de 2014

Lo Valvo, con los colores de Racing

En el Gran Premio Internacional de 1947, Ángel Lo Valvo llevó en su coche un escudo con los colores del club de fútbol de sus amores: Racing Club. Lo anecdótico y paradójico fue que su acompañante, Antonio Delgado, era hincha de Independiente.
En plena euforia del Campeonato Mundial de Fútbol resulta interesante recordar este dato documentado que aporta un amigo de deautosmotivo: Ricardo “Bocha” Porta, arrecifeño –como Lo Valvo- que divide sus pasiones entre su querido Racing Club, las historietas, y el tango.
 
Precisamente, ilustra esta nota la portada de la revista Racing, del viernes 5 de diciembre de 1947. En su interior, bajo el título “Con los colores de Racing corrió Lovalvo (sic)” refiere:
 
“Devorando kilómetros. Tierra y carretera confundidos con el azul del cielo y el cobre de las montañas. En una justa internacional sin paragón –CHILE Y ARGENTINA UNIDAS – los colores blanquicelestes recorrieron parte del camino en el coche Ford de ANGEL LOVALVO, el bravo volante argentino.

“Partió desde Don Torcuato, llevando el banderín con los colores de Racing. La suerte no lo acompañó mucho en la primera etapa. Inconvenientes mecánicos, fallas en el motor, lo fueron relegando en las posiciones. Oportunamente, ampliando la información diremos por qué el coche de Lovavlo no le respondió como debiera. Por ahora nos limitaremos a señalar la razón de haberse  decidido a llevar en su automóvil la insignia de Racing.
 
Hincha de Racing
No es de hoy, Ángel Lovalvo, deportista al cien por cien, ha dividido su tiempo en la afición del automovilismo y del fútbol. Para este último, siempre tuvo una preferencia: racing. Sin saber cómo se hizo hincha de Racing. Cuando las tareas mecánicas se lo permitían, ahí estaba pendiente de lo que le ocurría al equipo. Salomón, Enrique García, Fandiño, Zito . . . nombres que desfilaron ante su vista y que le hicieron olvidar por unos instantes la “rosca” y el “piñón” y los “frenos quemados” y la llanta . . .Todo. Dos veces tuvo la honda satisfacción de ganar el Gran Premio. Muy semejantes a este que se viene corriendo. Así con estos antecedentes se animó a esta nueva empresa (…)”.

El coche de Lo Valvo, con el N° 1, antes de largar el Gran Premio
 
 
“Paradógico: Racing e Independiente juntos
Ángel Lovalvo es hincha de Racing. Antonio Delgado que fue su mecánico en el Gran Premio, lo es de Independiente. Parece paradójico pero esta vez Racing e Independiente, representados por el corredor y su acompañanta, estuvieron mancomunados en un propósito común: obtener juntos el triunfo en una competencia deportiva. Rivales en la cancha, Lovalvo y Delgado dejaron en esta oportunidad las discusiones propias del fútbol para emprender la empresa de ganar otro premio automovilístico. Fue mejor que olvidaran por un momento el deporte más popular, porque si no quizás hubieran abandonado antes al no ponerse de acuerdo si Racing es mejor que Independiente, o éste que aquél, y no por desperfectos en la máquina”.
 
Ángel Lo Valvo y Antonio Delgado abandonaron en el Gran Premio de 1947.
“Tropecé con miles de inconvenientes, explicaba el arrecifeño. El coche que utilicé se me entregó ocho días antes de la largada. Para que pueda rendir el máximo de capacidad, una máquina tiene que tener alrededor de 5.000 kilómetros de marcha moderada para asentar. Como no contaba con el tiempo suficiente, lo asenté en parte en el ‘banco’. Allí sólo pude cumplir más o menos 2.000 kilómetros. En esas condiciones no podía resistir el esfuerzo que demandaba una etapa violenta, y fue así que a poco de salir de San Luis rompí un pistón. En parte pude subsanar esa dificultad en San Martín, poco antes de llegar a Mendoza. Con el coche en deficiente estado efectué el cruce de la Cordillera. En Santiago de Chile traté de reparar definitivamente el desperfecto pero la máquina no había quedado en condiciones y resolví entonces abandonar.”

Recorrido del Gran Premio, 5652,4 kilómetros
1ra etapa: Buenos Aires-Santiago de Chile (1446  km).
2da etapa: Santiago de Chile-La Serena (667 km)
3ra etapa: La Serena-Copiapó (359 km)
4ta etapa: Copiapó-Tucumán (1047 km)
5ta etapa: Tucumán-Resistencia (861 km)
6ta etapa: Resistencia-Buenos Aires (1272,4 km).


sábado, 14 de junio de 2014

Froilán, en el recuerdo




 El próximo domingo 15, se cumplirá el primer aniversario del fallecimiento de José Froilán González. Sin embargo, deautosmotivo prefiere recordarlo hoy, a 60 años de uno de sus triunfos más importantes: Las 24 Horas de La Mans de 1954.

Nuestro Pepe cumplió la proeza de manejar 17 de las 24 horas de carrera, en la Ferrari 375 “plus” que compartió con el francés Maurice Trintignant. Así, con su simpleza habitual y modos campechanos, el arrecifeño recordaba junto con Roberto Carozzo aquella hazaña, en el libro José Froilán González una pasión sobre ruedas.

“A pesar de que el 5 litros tenía el parabrisas más grande, el viento se sentía un poco. Y más en las condiciones en que corrimos, en que teníamos que llevar las máscaras para agua. Me tocó andar en el agua 17 de las 24 horas. La cadera se me había mojado toda y era hielo, porque las ruedas tiraban el agua por las hendijas de las chapas y entraba en el habitáculo. Cuando hay presión, el agua no lo parás de ninguna manera.”

“Eran las dos de la tarde. Faltaban dos horas para terminar. Paró Trintignant en boxes, cargamos nafta, cambiamos las dos ruedas de atrás, todo muy rápido, subo al auto, le doy a los magnetos –tenía dos magnetos- le doy a la llave de contacto: ‘bo-bo-bop, bo-bo-bop’. No arranca. Por ahí hacía una explosión y paraba. Y el viejo Bazzi, ese que me hizo ganar la carrera a mí, saca el capó y desenchufa los cables de bujía para hacer el salto de chispa. De los doce cilindros arrancaron  los seis de un lado y el viejo Bazzi pegaba unos saltos bárbaros. ¿Te imaginás, con las chispas  que larga eso?”.

“Sabés cuánto perdí? Perdí siete minutos y pico. Cuando salí de nuevo a la pista estaba loco, loco, y fijate vos que cuando me señalaron los tipos la diferencia, me señalan mal. Hay una foto, donde me pone Bernardo (Pérez) que llevaba sólo 42 segundos de ventaja, pero llevaba un poco más de eso”.

Según las crónicas de época, la diferencia era de 1 minuto y 37 segundos. “La pucha”, continúa Froilán, “yo había salido de boxes pensando que el auto me iba a entrar a fallar en la recta larga y se me iba a escapar la carrera. Y vos sabés que el motor se empezó a limpiar, a limpiar, y a la segunda, tercera vuelta, se limpió del todo y empezó a andar que era un trueno”.
“Me empecé a escapar despacito, pero ya el auto no tenía más frenos. Ya le había hecho casi 4.000 kilómetros y estaba sin frenos. Los Jaguar llevaban los frenos a disco (fueron los primeros coches sport que los utilizaron) en las cuatro ruedas y nosotros llevábamos los frenos a tambor. Cuando se gastaba la cinta, chau, no teníamos más pedal. Yo ya tenía el pedal abajo y tenía que zapatear como un loco adentro del auto para que agarrara un poco de freno. Y cortaba allá, por la loma, porque si me llegaba a pasar… El peligro más grande era la recta larga y la curva de Mulssane. Ya pasando el letrero de los 500 metros, que veníamos al mango, empezábamos a levantar y a trabajar un poco con la caja y entrábamos con los justito, con lo justito”.

Para la estadística, José Froilán González-Maurice Trintignant (Ferrari 375 “plus”) recorrieron 4.061,150 kilómetros a 169,215 km/h de promedio. Además, Froilán estableció el récord de vuelta, en la 29ª, con 4m16s8/10, a 189,139 km/h.

Froilán muestra orgulloso la obra de Jorge Ferreyra Basso

Fotos: blogspot.com; diaadia.com; largaron.com