Bielita fue un perro callejero, como el de la canción de Alberto Cortez: "Aunque fue de todos, nunca tuvo dueño que condicionara su razón de ser. Libre como el viento era nuestro perro. Nuestro y de la calle que lo vio nacer...Su filosofía de la libertad fue ganar la suya sin atar a otros. Y sobre los otros no pasar jamás.... "
Pero Bielita tenía otra particularidad: acostumbraba visitar todos los talleres en los que se preparaba un auto de carrera. Y por si esto fuera poco, cuando escuchaba el ruido de un motor a pleno. Se acercaba a los escapes y acompañaba con firmes ladridos su ronco sonido. Bielita fue visita infaltable en el Costanero, no sólo los fines de semana de carreras, sino también durante las pruebas.
En un momento de su vida Bielita acomodó sus huesos en el taller de Jorge Pérez, sobrino del legendario Bernardo. Sin embargo, para refrendar los versos de Cortez: “Libre como el viento era nuestro perro. Nuestro y de la calle que lo vio nacer...”, se marchó con los integrantes de una procesión hasta Luján. Desde allí, lo rescató Jorge hasta que Bielita marchó definitivamente tras la estela de algún auto que aceleraba en el cielo…
El agradecimiento a Fernando Maggi por la foto.
3 comentarios:
Linda época!!! Muy buena foto
Saludos!!!
Linda época!!! Muy buena foto
Saludos!!!
Lindisimo homenaje a uno de esos seres anónimos que también son parte del equipo. Difícil encontrar taller sin perro que lo cuide.
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