lunes, 19 de marzo de 2018

Nostalgia

 Rubén Bulla y equipo en Limitada del 27

Nostalgia o morriña. Según  la acepción en el  diccionario, Nostalgia  es: "una pena y tristeza que en España es comúnmente conocida como morriña. ... Esto quiere decir que el sujeto siente nostalgia por algo que nunca es del todo real. Por ejemplo: si una persona siente nostalgia por su niñez, recuerda sólo los buenos momentos y excluye las penas de aquella época." Probablemente, hemos guardado en nuestra memoria sólo los buenos momentos de aquel automovilismo de los talleres y de los amigos que acompañaban al piloto y el auto del barrio o del pago. 
Piloto, mecánicos y amigos comenzaban su tarea sobre el “coche de carrera” luego del horario de atención a sus clientes. Generalmente, tenía hora de comienzo imprecisa, según las actividades personales de los asistentes al taller, pero sin horario para poner punto final. Era un “hasta que las velas no  ardan”. De origen non santo,  la frase se ha impuesto por el uso popular. 

Cómo no recordar la emoción de los amigos o colaboradores cuando eran designados para: ir hasta alguna tornería, casa de repuesto o algún otro lugar para llevar, traer o comprar algún elemento para el “coche de carrera”.
Estaban también los encargados de la gastronomía: preparar el mate, comprar los bizcochos o facturas… Y los especialistas de la parrilla. El responsable de “pasarle el trapo” a cada rato, porque el auto tenía que lucir impecable.  

Cerca del fin de semana de carrera, aparecía el dueño del camión que trasportaría el auto y a todos los colaboradores. El chapista, el pintor, el letrista, que dibujaba los números y las “propagandas” –también de amigos-. En tanto, los mecánicos ultimaban detalles. Y  la emoción mayor para todos los habitúes del taller: la puesta en marcha del motor, las aceleradas en vacío, el ruido ensordecedor, que no molestaba a nadie. O, si molestaba, no había quejas, ni reproches. 

El sábado, el viaje, la carrera. El regreso: felices o frustrados y el lunes, o a más tardar el martes, todo comenzaba de nuevo. No sé si ese automovilismo fue mejor o peor. Sólo sé –que como decía don Alfredo Parga- fue “OTRO AUTOMOVILISMO”.
             
 Fotos: Osvaldo D´Ángelo (Ford T Semipreparados); camión de Roberto De Blasio, que trasportaba el auto de Nobel Hortal (Fuerza Limitada) y Domingo Vita (Fuerza Libre).

                                                   

No hay comentarios: